Inversión sin precedentes de José Antonio Kast en plataformas de Meta
Durante la primera semana del periodo oficial de campaña, el postulante del Partido Republicano ha destinado 27,7 millones de pesos en ocho creatividades publicitarias distribuidas entre Facebook e Instagram. Según la biblioteca de anuncios de Meta, cada pieza supera la marca del millón de impresiones, lo que sitúa al candidato a la cabeza de la competencia en el terreno digital.
El alcance se concentra mayoritariamente en la Región Metropolitana y la zona de Biobío, dos núcleos demográficos que tradicionalmente deciden la mayor parte de los escaños. La decisión de focalizar el gasto en esos territorios sugiere una estrategia orientada a captar votantes indecisos en áreas urbanas y semiurbanas, donde la penetración de internet supera el 80 %.
En contraste, los demás aspirantes –entre ellos Evelyn Matthei, José Antonio García, y otros seis contendientes– han optado por publicar contenido orgánico, sin inversión directa en anuncios pagados. Sólo Marco Enríquez‑Ominami ha recurrido a la compra de espacios publicitarios, igualando a Kast en cuanto a la modalidad, aunque con una inversión mucho menor.
- José Antonio Kast – 27,7 M pesos (pagado)
- Marco Enríquez‑Ominami – inversión no revelada (pagado)
- Resto de los candidatos – sin gasto en publicidad paga (orgánico)
El equipo digital que respalda la campaña está liderado por el creativo Felipe Costabal, quien colabora con los periodistas Sergio Turra y María Ignacia Porcile. Este núcleo se encarga de segmentar audiencias, ajustar mensajes y medir resultados en tiempo real, una práctica que ha pasado de ser opcional a esencial en las contiendas electorales contemporáneas.

Implicaciones de la campaña digital en el panorama electoral chileno
La creciente dependencia de los medios sociales no es un fenómeno aislado. Las tres elecciones celebradas bajo medidas sanitarias restrictivas (presidencial 2021, parlamentarias 2021 y municipal 2023) obligaron a los partidos a reducir los actos presenciales, impulsando la migración de recursos hacia la publicidad online. La experiencia acumulada ha generado unidades digitales permanentes dentro de los equipos de campaña, equipadas con herramientas de análisis de datos y micro‑targeting.
Meta permite la difusión de contenido político, mientras que TikTok mantiene prohibido cualquier anuncio pagado de naturaleza electoral. Esta diferencia ha llevado a los candidatos a diseñar estrategias híbridas: anuncios pagados en Facebook/Instagram para alcanzar a votantes mayores y contenido orgánico en TikTok para captar la atención de los jóvenes, que representan aproximadamente el 20 % del electorado activo.
Con 15,7 millones de electores habilitados y la jornada electoral fijada para el 16 de noviembre, el uso intensivo de la publicidad digital podría remodelar la forma en que se construyen los consensos políticos. La capacidad de medir impresiones, clics y conversiones brinda a los equipos la posibilidad de adaptar sus mensajes al instante, algo imposible con los métodos tradicionales como mítines y pancartas.
Algunos analistas advierten que la saturación de anuncios podría generar fatiga en el electorado, mientras que otros señalan que la transparencia de los gastos digitales –exigida por el Servel mediante la biblioteca pública de Meta– permite un control mayor de los recursos de campaña. En cualquier caso, la apuesta de José Antonio Kast por una presencia digital fuerte marca un punto de referencia para los restantes candidatos, que deberán decidir si intensificar su actividad orgánica o incorporar inversiones pagadas antes de que se cierre el plazo de campaña.