El incendio forestal Quilamuta en San Pedro de Melipilla ha devorado 1.870 hectáreas de bosque y matorral, según el reporte oficial de la Corporación Nacional Forestal (CONAF) a las 23:00 del martes 16 de diciembre de 2025. Lo peor no fue solo el fuego, sino el humo que, como una nube negra, se desplazó hacia Santiago, cubriendo la capital en una capa espesa que hizo desaparecer el sol. Entre las 19:00 y 20:00 horas, la calidad del aire se volvió peligrosa. No fue un fenómeno pasajero: fue una advertencia clara de lo que puede pasar cuando el cambio climático, la sequía y la negligencia se juntan en un mismo lugar.
Una catástrofe que no se vio venir
Las cinco viviendas destruidas y los cinco damnificados —según datos actualizados al miércoles 17 de diciembre a las 08:41— son solo la punta del iceberg. Una vecina de Quilamuta, entrevistada por Cooperativa.cl, lo dijo con la voz rota: "No pensamos que se iba a propagar tan rápido". Y eso es lo que más duele. Este no fue un incendio "natural". Fue previsible. El subsecretario del Interior, Víctor Ramos, lo dejó claro: "Pueden estar asociadas al uso de maquinaria agrícola. Cuando estamos haciendo un llamado a faena cero por las condiciones climáticas, estamos hablando de algún tipo de falla por malas conexiones eléctricas que producen todo esto. Por lo tanto, los incendios son evitables".
El fuego, clasificado por el Servicio Nacional de Prevención y Respuesta ante Desastres (Senapred) como "conflictivo, extremo y de mucha velocidad", no se detuvo. Se alimentó del viento, de la vegetación seca y de la falta de cortafuegos. Mientras tanto, el humo no solo cubrió Melipilla: llegó a Providencia, Ñuñoa, Las Condes. La gente se despertó con los ojos llorosos, la garganta irritada. Algunos no salieron de sus casas. Otros, sin mascarillas, fueron a trabajar.
El despliegue de emergencia: más de 100 personas en terreno
El miércoles 17, el esfuerzo se intensificó. Se desplegaron 11 técnicos más, 10 aeronaves (incluyendo helicópteros y aviones bombarderos), dos camiones aljibe adicionales, dos ambulancias y una unidad médica móvil. En total, más de 140 personas trabajan en el frente. Cinco brigadas, una Palma 18, dos brifes, 9 aeronaves, cuatro Skidder, un camión aljibe de CONAF, y un puesto de mando móvil. Pero lo más importante fue la coordinación. Por primera vez, se activó el Plan Quelentaro, que une a las provincias de San Antonio, Cardenal Caro y Melipilla —es decir, a las regiones de Valparaíso, Metropolitana y O’Higgins— para combatir incendios en esta zona de alto riesgo.
En terreno estaban el gobernador, el alcalde de Melipilla, la directora regional de CONAF, el presidente del Consejo de Comandantes de Bomberos y el director regional de Senapred. Las compañías de bomberos de Santiago, Puente Alto, Paine, Talagante, Maipú y hasta Colina acudieron en apoyo. No hubo competencias. Hubo solidaridad.
El humo que llegó a Santiago: una crisis de salud silenciosa
La subsecretaria de Salud, Andrea Albagli, confirmó que el material particulado (PM2.5) superó los niveles seguros en más del 300% en zonas como La Pintana y San Bernardo. Aunque dijo que "ha habido una constante disminución" tras el pico del martes, eso no cambia el hecho de que miles de personas —especialmente niños, ancianos y quienes padecen asma o enfermedades respiratorias— estuvieron expuestas durante horas.
El Ministerio de Salud emitió instrucciones claras: evitar cualquier actividad física al aire libre, cerrar puertas y ventanas, usar mascarillas N95 si se sale, y mantenerse en interiores si se pertenece a un grupo de riesgo. El Seremi de Salud RM lo recordó en Twitter: "No es un consejo, es una medida de protección". Y sin embargo, muchos lo ignoraron. Algunos por desconocimiento. Otros, por necesidad.
El resto del país en alerta
El incendio Quilamuta no es el único. CONAF reportó otros cinco focos activos en el país: el incendio Bucalemito en Santo Domingo (200 hectáreas), Costa de Sol en Litueche (342 hectáreas), Cuñao en Retiro (ya en Alerta Amarilla), Conuco XVI en Ránquil (6,4 hectáreas) y Colonia Santa Fe en Los Ángeles (60 hectáreas). Chile está en fuego. Y no es un año normal. Es el quinto año consecutivo con récord de incendios.
¿Qué sigue?
El riesgo de rebrote persiste. Las temperaturas aún superan los 30°C en la zona. El viento no cesa. Y la vegetación, seca como papel. Senapred mantiene activada la mensajería SAE en Quilamuta, Lo Encañado, Las Canchillas, Las Pataguas y Lingolingo. Las evacuaciones, aunque han sido levantadas en algunos sectores, podrían volver. El presidente Gabriel Boric llamó a la prevención, pero no hay políticas de largo plazo. No hay inversión en prevención. Solo respuestas de emergencia.
El precio de la negligencia
Lo más triste no es el fuego. Es que esto ya lo hemos visto. En 2017, en 2022, en 2024. Siempre con las mismas causas: falta de planificación, desinformación, y la creencia de que "esto no va a pasar aquí". Pero pasa. Y cada vez peor. Los incendios no son actos de la naturaleza. Son el resultado de decisiones humanas. Y mientras no se castigue la negligencia, mientras no se invierta en prevención, mientras no se proteja el bosque nativo, esto volverá. Y con él, el humo. Y con él, el miedo.
Frequently Asked Questions
¿Cuántas hectáreas ha consumido realmente el incendio Quilamuta?
Según el reporte oficial de CONAF a las 23:00 del 16 de diciembre de 2025, el incendio ha consumido 1.870 hectáreas. Algunos medios mencionan cifras cercanas a las 2.500 hectáreas, pero estas no han sido confirmadas por autoridades. La diferencia puede deberse a la dificultad de medir en zonas de difícil acceso o a la estimación inicial de áreas afectadas antes de que el fuego se estabilizara.
¿Por qué el humo llegó tan lejos hasta Santiago?
El humo viajó hasta Santiago debido a una combinación de vientos fuertes del sur-suroeste, temperaturas altas y una capa de inversión atmosférica que impidió que las partículas se dispersaran verticalmente. Esto creó una especie de "burbuja" de contaminación que se extendió horizontalmente, afectando a toda la Región Metropolitana. El pico de contaminación se registró entre las 19:00 y 20:00 horas del martes, cuando las condiciones fueron más estables y el humo se acumuló cerca del suelo.
¿Qué medidas concretas se están tomando para evitar futuros incendios como este?
Actualmente, la única medida activa es el Plan Quelentaro, que coordina esfuerzos entre tres regiones. Pero no hay nuevas leyes ni inversiones en prevención. No se ha anunciado un plan de reforestación con especies nativas, ni una restricción efectiva del uso de maquinaria agrícola en días de riesgo extremo. Las autoridades solo responden. No previenen. Y eso es lo que hace que estos incendios se repitan.
¿Quiénes son los más afectados por el humo y por qué?
Los grupos más vulnerables son los niños menores de 12 años, adultos mayores, personas con asma, EPOC o enfermedades cardíacas, y quienes trabajan al aire libre. El material particulado PM2.5 penetra profundamente en los pulmones y puede desencadenar crisis respiratorias. En Santiago, durante el pico del humo, las consultas por problemas respiratorios aumentaron un 40% en centros de salud públicos, según datos del Ministerio de Salud.
¿Por qué se usó el Plan Quelentaro y cómo funciona?
El Plan Quelentaro es un protocolo de cooperación interregional que une a las provincias de San Antonio, Cardenal Caro y Melipilla. Permite compartir recursos como aeronaves, brigadas y equipos de mando. Funciona como un sistema de apoyo mutuo: si un incendio supera la capacidad local, se activa automáticamente la ayuda de las regiones vecinas. Es la primera vez que se activa desde su creación en 2023, lo que demuestra la gravedad del evento.
¿Hay alguna posibilidad de que se declare emergencia nacional?
Aún no se ha declarado, pero las condiciones lo permitirían. La ley chilena permite la emergencia nacional si se afectan múltiples comunas, se superan los recursos regionales y hay impacto en la salud pública. Con cinco incendios activos en distintas regiones, el humo en la capital y la destrucción de viviendas, el gobierno podría tomar esa decisión en las próximas 48 horas. Lo que sí está claro es que la respuesta actual es insuficiente.